domingo, 26 de abril de 2015

Dureza de corazón. Marcos 10:1-12

10  Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía.Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer.El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.10 En casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo,11 y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella;12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.
                         
El corazón endurecido, parte de argumentaciones engañosas que impiden claridad en la mente y la conciencia.

Los fariseos no sólo tratan de convencer a Jesús; también, quizás sin darse cuenta, están tratando de convencerse a sí mismos. El deseo de ser “leal” a la enseñanza de Moisés provee de un razonamiento que no es adecuado para sostener su posición y mucho menos para tentar a Jesús, su método de argumentación es deshonesto, basado en un principio mal interpretado. La pregunta que le hacen a Jesús: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? En esencia, lo que le están preguntando es si una persona podría repudiar a su esposa por "cualquier cosa". El sentido del griego es "por cualquier y toda causa", o "por toda causa, no importa cuál sea". Es a esta pregunta a la cual Jesús dirige su respuesta. Jesús asume que la enseñanza del Antiguo Testamento estaba clara, completa y no necesitaba ser "transformada". Los Fariseos respondieron escribir una carta de divorcio. En este contexto, la antigua literatura judaica nos ha dejado ejemplos de estas cartas. Su función era que la mujer tuviera un documento que dijera que ella era libre y podía casarse con otro sin peligro de ser acusada de adulterio.

La arrogancia de la mente y la terquedad del corazón producen una vida que no conoce a Dios ni da lugar a sus cosas. La confusión intelectual, la ignorancia y la dureza de corazón alejan a los hombres del ideal que Dios ha diseñado para la humanidad. Divorciarse no es ninguna virtud, ni algo bueno, la realidad del pecado hizo que Moisés lo permitiera. No es lo ideal, ni lo que Dios desea, pero se permitió por causa de la dureza del corazón. Debemos notar que Moisés no lo mandó, sino que lo permitió.

La dureza del corazón de los hombres provoca franca rebeldía, esto lleva a que el entendimiento se oscurezca aún más, ya que Dios es desplazado de la posición central que debería ocupar. El apóstol Pablo dice en su carta a los Efesios (4:17-18) Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,  teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.

Esto, a su vez, lleva a que la conciencia humana falle, y hace caer a la persona en la espiral descendente del pecado. Siempre corremos el peligro de que se apodere de nuestras vidas la religiosidad que tanto atrae a los seres humanos. Ella nos ofrece una conciencia tranquila a cambio de algunas prácticas que, “en teoría”, satisfacen las demandas del Señor, pero que en realidad son pensamientos ajenos y no conformes a la verdad de Dios. Vivir en la religiosidad endurece el corazón y hace que se pierda la sensibilidad hacia aquellos que están en situaciones de debilidad. La verdadera espiritualidad no se muestra con legalismos, estos a menudo, indican la existencia de un corazón endurecido y perturbado.

Increíblemente como cristianos, hoy poseemos demasiada información acerca de la biblia, pero ésta, en muchos casos no ha producido personas más sanas y equilibradas, porque se ha endurecido el corazón, esto representa un verdadero obstáculo para entrar en una dimensión más profunda de la vida espiritual, Nuestra lealtad va más allá de decir que creemos en ciertas cosas. Nuestra lealtad es hacia Cristo. Esto significa que cuando se enseña una mentira, la debemos señalar como mentira. La verdad trae confrontación. Pablo afirma que la acción de creer, es una acción que ocurre primordialmente en la esfera del corazón. Es una convicción espiritual que desafía las estructuras intelectuales que utilizamos para analizar y entender todos los demás aspectos de la vida. Jeremías (11:8) nos alerta “no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón. Estemos atentos, la dureza del corazón nos hace insensible a los sentimientos y sufrimientos de otros, y también a la condición que cae por causa del pecado y a las cosas que hace. Si el corazón se está endureciendo por causa de argumentaciones engañosas, es tiempo de poner un freno y arrepentirnos y escuchar la exhortación del profeta Joel
“Ahora, pues, dice Jehová, convertíos ahora a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, llanto y lamento, y convertíos a Jehová, vuestro Dios; porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y se duele del castigo.” Joel 2.12–13
Volvamos al principio.
            Volvamos al principio, al propósito de Dios, a lo ideal. El propósito es que vivan como una sola carne. Es importante entender que el concepto de una sola carne, en Génesis, es diferente del concepto que tienen muchos hoy. La palabra habla de unidad completa, partes individuales que funcionan como una unidad perfecta. Génesis 2.24, se indica que, la pareja fue hecha para formar una persona constituida de dos partes. La esencia es la unidad de propósito, y funciona en dos partes: El hombre y la mujer. Este fue el diseño de Dios para el matrimonio. ¡Qué triste es cuando no funciona así, por la dureza del corazón!
Desde la creación Dios pensó en el corazón como centro de toda actividad humana y es muy importante para él, porque es el centro  de nuestras vidas. Es el centro de nuestros pensamientos, emociones y voluntad. Cuando el centro de nuestro ser, el  corazón se endurece, esto tiene un efecto significativo sobre todo lo demás. Determina nuestras acciones.

Por ello una de las prioridades principales que debemos tener en la vida debe ser: la salud de nuestro corazón para que no se endurezca. Debemos examinar la actitud o condición de nuestro corazón. No importa lo que mostremos por fuera; la verdad que se encuentra dentro de nosotros es la que no podemos esconder de Dios, y eso es lo que a él le importa, ya que lo que sucede en el interior afecta lo que está en el exterior. Evitemos las cosas que endurecen el corazón, esos pecados habituales, esas cosas que nosotros sabemos que no están bien y como quiera las hacemos, entre más las hacemos, más nos endurecemos.
En lo que respecta a la vida espiritual, volvamos al principio, el único arrepentimiento que realmente vale, es aquel que transforma la dureza de nuestros corazones y produce en nosotros un verdadero quebranto por el pecado. Es el que va acompañado, por ayuno, llanto y lamento. Es decir, es la manifestación de un verdadero dolor interior.
Fuimos llamados a una relación de intimidad con Dios. Las relaciones más profundas son el fruto del esfuerzo y la dedicación de un compromiso cultivado en un corazón de carne. La Biblia nos enseña cómo podemos tener un corazón de ésta naturaleza.
No se olvide de lo que Dios ha hecho por usted.

"A fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos, y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con dios su espíritu." (Salmos 78.7-8)

La mayoría de las personas no hacen nada extraordinario sino solo repetir los patrones heredados por sus padres. Tenemos que ser una generación diferente.

Guarde la palabra de Dios

"En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti." (Salmos 119.11)

"Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida." (Prov. 4.20-23)

Permita que dios examine su corazón.

"Escudríñame, oh jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. porque tu misericordia está delante de mis ojos, y ando en tu verdad." (Salmos 26.2-3)

"Examíname, oh dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno. " (Salmos 139.23-24)

Ore por un corazón recto

"Pon guarda a mi boca, oh jehová; guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites." (salmos 141.3-4)

Ore porque Dios le dé un corazón integro (Dt.6.5) firme (Sal. 57.7) y puro (Sal. 51.10)
El rey David, clamó a Dios, después de haberse arrepentido de su pecado y dijo
"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí." (Salmos 51.10)

Debemos preguntar, entonces

¿Cómo está tu corazón?
El que tiene un corazón puro: confiesan pronto su pecado y siguen adelante.

¿Está tu corazón endurecido?
Quien posee una mínima comprensión de los procesos espirituales en la vida del hombre sabe bien que esta clase de arrepentimiento no la puede producir ninguna persona. Más bien es el resultado de una acción soberana de Dios, él puede darle un corazón de carne. Oremos a Dios para que quite la dureza de nuestro corazón, solo él lo puede hacer, para que el Espíritu Santo y su palabra puedan obrar en nosotros.
"Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra." Ezequiel 36:26-27


Ramón Cervantes Parra.

sábado, 25 de abril de 2015

No mires, no toques, no vayas. Marcos 9:42 50

42 Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado,44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado,46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno,48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.49 Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal.50 Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.
La escena de este relato descriptivo de Jesús nos enseña una verdad acerca de la nuestra vida espiritual, y del pensamiento de Jesús. El desarrollo del carácter de un hombre requiere de decisiones radicales. Si nosotros queremos seguir a Dios, vamos a descubrir que un cierto carácter debe ser formado en nuestra vida, actitudes, sentimientos, relaciones, conductas, y pensamientos deben ser transformados. El desarrollo de ese carácter, es un asunto de todos los días; que  necesita forjarse gradualmente,  y muchos ajustes deben ser hechos. Si queremos ser formados en Cristo, viejos hábitos necesitarán ser abandonados en forma radical, a fin de que podamos reflejar el carácter de Cristo.  Este tipo de carácter debe ser formado en nuestro interior, ya que por más que nos propongamos mirar y examinar con cuidado nuestra vida, no podremos discernir nuestra verdadera condición si no miramos con atención lo que se anida en nuestro corazón con todos sus vicios y malicias, porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones y los homicidios. Hemos de recordar junto con el profeta Jeremías, que el corazón es más engañoso que todas las cosas, porque la naturaleza misma del pecado es el engaño. 
Este pasaje tiene una enseñanza enfocada a la santidad. Si tu mano, tu pie o tu ojo son ocasión de caer, mejor córtalo.  La santidad ha de ser radical, Dios nos ama, y nos quiere santos.

De este consideración, surgen dos reflexiones.  En primer lugar no hagamos nada que pueda hacer caer al cristiano más débil. Estamos llamados a que Cristo sea formado en nosotros, pero también, nuestra relación con las personas implica ayudarlas a que Cristo sea formado en ellas, renunciado a la propia libertad para no hacer caer a los hermanos más débiles. Es una realidad que no debemos ignorar que muchas veces la iglesia de Cristo se tambalea por causa de acciones y conductas de sus miembros que son causa de tropiezo.  En tiempo del Señor Jesús, se usaba la palabra tropezar metafóricamente para referirse al pecado o al alejarse de la verdadera fe. 
Hacer caer a una persona, es un serio pecado por el daño que produce, tanto en quien lo provoca como en quien lo padece , porque trae como resultado un profundo dolor, que provoca la destrucción de la confianza como resultado del pecado. Por ello la postura de Jesús es radical pobre del que haga caer, es mejor que se ate una rueda de molino y echarse al mar. 
Las piedras de molino eran extremadamente pesadas, no hay duda de que una persona con una piedra de esta naturaleza se ahogaría. Se consideraba que la muerte sin sepultura (incluyendo la muerte en el mar) era la peor. 

Estamos viviendo en una cultura moldea por el deseo. Para muchas personas, lo más importante en su vida, es la satisfacción de sus deseos. Los cuales, en cantidad de casos, se obtienen en forma tan brutal que no importa a quien le pasan por encima. Contraponiéndose por completo a los planes de Dios. Hay que tener cuidado de no engañar el corazón, ya que tal vez sutilmente estemos animando a la gente a cometer pecado. Hay gente que la puedes empujar para tirarla sin tocarla.
Algunos pecados dañan más que otros precisamente en razón de la persona que los comete justo por la influencia que tienen sobre otros.
Debemos ensañarnos en conseguir santidad en todos los niveles, no solo en comportamiento, sino también en la pureza de las motivaciones y mente. Dios exige que no hagamos nada que pueda hacer caer al cristiano más débil y hagamos nuestra la recomendación del apóstol Pablo a Timoteo  seamos ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 
La segunda reflexión. 
Después prevé a los suyos contra el peligro de arruinarse a si mismos. Si hemos de cuidar 
de no hacer nada que sirva de tropiezo a otros, mucho más hemos de evitar todo aquello que nos impida cumplir con nuestro deber o nos induzca a cometer pecado, en esto no debemos de andar con contemplaciones, sino que hemos de desprendernos de ello. La alternativa es abandonar aquello que nos arruina en el plano espiritual, aunque nos sea útil o querido, o abandonar a Cristo y a una buena conciencia. El deber que nos prescribe, has morir eso que tanto amas y tanto te daña.
Es necesario que el miembro gangrenado sea amputado en aras de la preservación de la propia vida. Hay que negarle al Yo, lo que sólo sirve para destruirlo. Compórtate como debes.
Lo que Jesús está diciendo es: si tu ojos te hacen caer, ¡no mires!  Compórtate como si realmente te hubieras sacado los ojos. Además, si tu mano o pie te son ocasión de caer, porque la tentación te llega por medio de tus manos (cosas que haces) o tus pies (lugares que visitas), entonces, córtalos. Es decir, ¡no lo hagas! ¡No vayas! Compórtate como si realmente te  hubieras realmente cortado las manos y 
los pies, y los hubieras tirado, y ahora estuvieras lisiado y por eso no pudieras hacer las cosas o visitar los lugares que anteriormente te eran ocasión de caer. Está claro que Jesús no se refiere tanto a una automutilación física, sino a una autonegación moral despiadada., El sendero de la santidad. que enseñó, no es mutilación sino «tomar la cruz», es decir rechazar las prácticas pecaminosas con tal resolución que morimos a ella o las hacemos morir.

Es necesario mortificar la carne, a fin de que pueda entrar en la vida y en el Reino. Aún cuando, de momento, al abandonar el pecado nos sintamos como si nos sintiéramos mutilados, es en orden de conservar la vida.
El peligro que se corre al no hacer esto.
O debe morir el pecado o vamos a morir nosotros. Si permitimos que el pecado reine sobre nosotros, es inevitable que nos ha de arruinar. Que tremendo énfasis carga Cristo, en el terror que debe de despertar en nosotros el pensamiento del infierno.
El gusano es algo interno y por eso, aunque no lo dice el texto suele interpretarse como los remordimientos que atormentan la conciencia, por las oportunidades de salvación que dejó pasar y que ahora ya no tiene remedio por toda la eternidad  y el fuego es algo que atormenta desde fuera.

La santidad ha de ser radical y es que Dios nos ama, nos quiere santos. Si tu mano, tu pie o tu ojo son ocasión de caer, mejor córtalo. Existe la idea de un “Dios Todo Tolerante” al estilo de Mafalda que una vez criticó una canción de cantaba Viva la Gente de “Todos son iguales a los ojos de Dios” y ella se pregunta: ¿Quién es su oculista? Como señalando que eso no es justo. Reaccionó de criticar a Dios y se dijo “Ahora si se va a enojar Dios”, pero reflexionó: “no se enoja si alguien nos tiene paciencia es Él” Dios es todo amor. Cuidado porque Dios no es todo tolerante, hay asuntos que no está dispuesto a negociar Porque Dios nos ama, nos quiere santos. Esta palabra de Jesús es muy fuerte de cortarnos la mano, el ojo o el pie, es una metáfora que trata de decirnos: Quita aquello que te estorba y lo que te impide caminar con Dios y hacer Su voluntad y de aquello que te impide lograr la santidad.

Jesús recomienda. (Mt. 5.30)Lo que tenemos toda la libertad de decir es solamente lo siguiente (porque esto es lo que Jesús dijo); si tu ojo te es ocasión de caer, no mires; si tu pie te es ocasión de caer, no vayas; y si tu mano te es ocasión de caer, no lo hagas. 
Como cristiano, no se confíe usted nunca de estar libre de caer, y de caer en forma estrepitosa. Recordemos siempre que una caída trae efectos destructivos, , que hace la vida  pedazos. Por eso debe de cultivarse siempre una actitud sabia hacia los potenciales problemas que pueden llevarle a tropezar, manteniendo siempre la guardia.  Hombres y mujeres más consagrados que nosotros han 
caído, y haríamos bien en recordarlo.
Cuando los textos bíblicos hablan de un “corazón limpio”, no se refieren a un corazón que desconozca absolutamente los deseos, sino que en realidad se refieren a un corazón purificado, a un corazón que se ha hecho claro y transparente ante Dios, más orientado a Dios que al deseo egocéntrico; un corazón que ha hecho suyo el «deseo» de Dios.

 A veces. luego de momentos realmente sublimes en Su presencia, encontramos que los pensamientos más horribles atraviesan nuestra mente. Cuando Cristo animó a los discípulos a que oraran para no entrar en tentación, les estaba señalando que la carne siempre iba a ser motivo de estorbo para quienes quieren avanzar hacia cosas mayores en la vida espiritual.  Por esto podemos identificarnos con el apóstol Pablo, cuando exclamó:  «¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?  Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.»  (Ro 7)  No es la presencia del pecado en su vida lo que lo 
descalifica, sino que usted conviva con lo que claramente es pecado.Lo que está oculto no puede ser tratado y posee toda la capacidad de descarrilarnos en nuestro andar.
¿Qué haremos entonces?
La cuestión principal es carácter e integridad para honrar el santo estándar de Cristo.
No haré nada para debilitar a mi hermano
No haré nada para debilitarme a mi mismo
Jesús le demanda a sus discípulos pureza moral drástica en un mundo caído
¿Cómo corregir el problema?
La sal preserva de corrupción nuestro corazón Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (Efesios 4:29). La sal que nos preserva de corrupción, nos ayudará a convivir en paz, sin poner tropiezos, unos con otros.

Ramón Cervantes Parra

Iglesia Bautista Vida en Armonía

domingo, 12 de abril de 2015

¡Ha resucitado¡ Lucas 24:1-12 1 Corintios 15

Hoy en todo el mundo celebran la resurrección. Pero… ¿Y si Cristo no hubiera resucitado?
Toda predicación seria en vano.
Hablando sencillamente, esto significaría que cada sermón predicado en el pasado, en presente y en el futuro, sería inútil y sin ningún valor. Los sermones de los apóstoles, de los mártires del evangelio, los de Martin Lutero, la predicación de Wesleyde Moodyo los de Spurgeon no tendrían ninguna clase de efecto y todos los creyentes seriamos dignos de lastima. Habríamos creído una mentira, habríamos pasado nuestra vida siguiendo una fábula, el gozo que profesamos sería una gran decepción. Hubiéramos invertido en vano todo en un sueño. y todo sería un gran fraude
Pero el Apóstol Pablo dijo que él creía en la resurrección de Cristo. Él dijo: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos”       (I Corintios 15:20).
Pablo llegó a esta convicción al encontrar al Cristo resucitado, su condición de incrédulo cambio porque sabía que Cristo había resucitado de la tumba y es a partir de esta realidad que podemos afirmar juntamente con él que la verdad en la que se sostiene la fe cristiana es la resurrección de Cristo. Por ello afirma “si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe, aun estáis en vuestros pecados”.
Pablo no sólo pasa de ser un incrédulo a creyente de Dios, experimenta en carne propia  el sufrimiento, porque le era necesario entender que por la causa de Cristo y del evangelio tenía que padecer por su nombre

La experiencia de Pablo se ha repetido por más de 20 siglos, miles han sido torturados y asesinados por la misma razón. Ellos encontraron al Cristo resucitado. Ellos sabían que Él había resucitado de los muertos por el poder de Dios. 

Afirmamos que la resurrección corporal de Cristo es esencial al evangelio, cambiar su sustancia es pervertirlo; más aún, destruirlo.  El evangelio de Jesucristo consiste en noticias, buenas noticias: las mejores y más importantes que ningún ser humano haya oído jamás. El evangelio declara que la única forma de conocer a Dios en su paz, amor y gozo es a través de la muerte reconciliadora de Jesucristo, el Señor resucitado. El evangelio declara que Jesucristo es Salvador, Señor, Vida y Esperanza para todos aquellos que confían en Él. Es anuncio de una Victoria verdadera sobre el pecado y la muerte por Jesucristo, por ello el destino eterno de las personas depende de si ellos han establecido una relación de salvación con el Señor Jesucristo. Y yo te digo ésta mañana que tú también, puedes venir a Cristo. Tú, también puedes conocerlo. Jesús dijo:
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).
Dese el principio, la iglesia La proclamación de la iglesia primitiva tuvo como centro de su predicación la resurrección de Cristo, sin embargo los judíos pretende destruir esta verdad central del cristianismo desde su raíz, difundiendo la idea que los discípulos habían robado el cuerpo de la tumba. ¿Qué es lo que mueve a los ancianos y sacerdotes de Israel para atacar de esa manera la fe? No hay otra respuesta más que los desvaríos de su pecado. Es evidente a la luz del testimonio de Mateo que más que defender la fe de Israel, están saliendo en defensa de sus propios intereses, del poder que tienen sobre el pueblo. Por ello no les preocupa discernir la realidad del acontecimiento de la tumba vacía, sino evitar la reacción que la resurrección de Jesús podría provocar en la ciudad.

Atentos a la palabra del Señor, preocupémonos por discernir las amenazas que se ciernen sobre la fe para destruirla. Porque hoy como ayer la fe cristiana enfrenta ídolos que procuran atraer el corazón del hombre para cautivarlo. 

Si Cristo no resucitó entonces tu fe es falsa, vacía, infructuosa, e inútil. “Tú fe es también vana”. Esto se repite en el verso 17,

La fe cristiana es un estilo de vivir que cree que la humanidad alcanza la plenitud de su ser cuando, siguiendo el ejemplo del Maestro, sirve a los hombres con un propósito redentor, ; la fe cristiana es vivir la verdad de la resurrección, viendo en ella, como afirma la Palabra, la manifestación del poder de Dios para nuestra justificación, dejando atrás la esclavitud en que vivíamos bajo el poder del padre de mentira; ser cristiano es amar, dándose en sacrificio. No lo olvidemos, Dios desbarata la trama de los astutos, porque al final su verdad se revela para salvación. Permitamos que el poder de su resurrección afirme nuestra conciencia moral y espiritual, porque el mundo en que vivimos ha de ser llenado por la fe en el Cristo resucitado, que venció la muerte y con él nos levantó a una nueva vida en él. Amén

Ramón Cervantes Parra 




sábado, 4 de abril de 2015

La entrada triunfal en Jerusalén. Marcos 11: 1-11 Juan. 12.12-19

11  Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos,y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo.Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá.Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino?Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron.Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: !!Hosanna! !!Bendito el que viene en el nombre del Señor!10 !!Bendito el reino de nuestro padre David que viene! !!Hosanna en las alturas!11 Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce.

Visión de Dios
Hay personas que tienen sueños y visión, un estado ideal a dónde quieren llegar. Es bueno hacer planes, tener valores y entender nuestra misión en la vida. Sin embargo, hoy te animo a buscar una visión divina… un sueño de Dios.

Todo comienza con una visión.
Zacarías el profeta anunció cómo iba a entrar el Mesías a Jerusalén: "Alégrate mucho hija de Sión, da voces de júbilo hija de Jerusalén, he aquí tu rey vendrá a tí justo, salvador humilde y cabalgando sobre un asno sobre un pollino hijo de asno” (Zacarías 9:9). Lo que esto nos revela es que Dios en su agenda ya tenía un “plan detallado para la salvación del hombre”. El mismo Dios a pesar de su soberanía no improvisa y preparó la entrada de Cristo a Jerusalén.

Dios tiene un propósito para tu vida, de lo contrario no estarías vivo; y no lo descubrirás en libros de autoayuda. Fuiste creado por Dios y para Dios. Hasta que no lo entiendas, tu vida no tendrá sentido. Proverbios 16:4 dice: “Toda obra del Señor tiene un propósito”.
La palabra visión, tiene que ver con la percepción por medio del órgano de la vista. Cuando trasladamos este concepto a lo espiritual, tenemos que reconocer que no podemos tener visión fuera de Cristo, porque él es nuestra luz. El cuerpo no puede discernir el camino a seguir sino por medio de los ojos, que cumplen una función fundamental al suplir la información necesaria para que decidamos hacia dónde debemos andar y de qué modo lo debemos hacer.  Según el lugar donde estén enfocados nuestros ojos será la perspectiva que tenemos del lugar donde nos encontramos. Cualquier visión que valga la pena procede de Dios, porque toda buena dadiva y todo don perfecto desciende del Padre.
Eso fue lo que hizo el Señor Jesús. Él había recibido de parte del Padre una encomienda y no se le turba la mirada. Estructura su vida a partir de la visión de Dios.
Los proyectos del Señor siempre se extienden más allá del pequeño círculo de nuestra propia existencia. La bendición que él trae a nuestra vida es apenas una pequeña parte del gran proyecto del Eterno, cuyas dimensiones nosotros ni siquiera podemos imaginar. El pasaje narra que unas personas que estaban en el lugar donde se encontraba el pollino y les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino?  Desconocen cuál es el uso que tendrá el animal y los dejaron cumplir la encomienda de Jesús.
En ocasiones desconocemos el camino que debemos de seguir pero nuestra vida, debe estructurarse a partir de la visión de Dios y ajustarnos por completo el proyecto eterno de Dios.
El primer paso para Darle a Cristo una Entrada Triunfal en nuestra vida es permitir que su visión sea la que gobierne nuestra existencia hacer que las cosas a su manera, cumpliendo su plan para que las cosas pasen. Dar lugar a la improvisación, dejando que las cosas sucedan en función de lo que nosotros creemos es lo mejor, es altamente peligroso. Desafortunadamente esto último es común en nuestra forma de ser.

Muchos tienen agenda para planear sus actividades laborales, pero en su agenda no hay lugar para las actividades familiares ni espirituales.
Jesús planeó contar con un pollino y los obtuvo cuando era necesario y en el momento adecuado, fue un buen mayordomo y no dejó las cosas para el último momento ni las hizo al aventón. La improvisación y la falta de planeación son las causas de muchos fracasos, de estancamiento y de no-crecimiento. Actuar al estilo de Cristo es hacer las cosas “como Dios manda”.

Pero aquí tenemos a Jesús, En el instante mismo en que le llegó su hora afirmó su rostro para ir a Jerusalén sin dudarlo siquiera por un momento, movido por su gran amor, sabiendo todo lo que tenía que pasar,  para cumplir su propia visión, el  sueño de Dios.
Pidelá a Dios poder ver sus sueños
¿Cómo está su visión? Estamos hablando de tu visión divina y sobrenatural.
Es posible vivir tranquilo, teniendo quizá propuestas laborales, logros, quehaceres, pero no tener una visión divina. Esta es la realidad de los inconversos, como también la de los creyentes que no han aprendido a soñar y a dirigir sus esfuerzos y recursos en esa dirección. Tener una visión es equivalente a tener una soga amarrada a un roble al otro lado del río, al cruzar las corrientes de agua tratarán de desviarme, pero al tener apoyo en la soga lograré llegar al otro del río sin haber perdido la visión a pesar de las presiones del río de la vida.

Tener una visión sobrenatural es una decisión que no se basa en la lógica humana ni en las circunstancias favorables. Es una actitud del corazón, una decisión de fe que se recarga todos los días al estar en contacto con Dios a través de la Palabra y el Espíritu Santo.
El recibimiento de Jesús fué al estilo de como recibían al ejército de Israel cuando derrotaba al enemigo y había júbilo, alegría y victoria; así se estaba recibiendo a Jesús. Con ese mismo entusiasmo había quien le daba la bienvenida como el Mesías, como el enviado del Señor y por eso digno de una entrada triunfal. Los gritos eran de reconocimiento y alegría: ¡Hosana en las alturas! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! (Hosana quiere decir: Sálvanos).
¿Cuáles  fueron las actitudes de las personas ante la entrada de Jesús?
En lo personal me siento identificado con la multitud, que a campo abierto alaba  Jesús,
Podemos fácilmente ubicarnos en la vida cotidiana de Jesús, en diferentes lugares y bajo diferentes circunstancias, el  Señor Jesús se ve rodeado y en contacto con la multitud, varios pasajes Bíblicos narran situaciones de grandes concentraciones en Su ministerio, se relata por ejemplo que cuando vio a una multitud subió a un monte desde donde enseñó las bienaventuranzas; que en medio de una gran multitud que le apretaba, una mujer le tocó y fue sanada; del ciego Bartimeo que en medio de la multitud que lo acallaba encontraba a Jesús quien le llamaba. Multitudes acudían a Jesús y teniendo compasión de ellas las alimentaba y las sanaba, a otros como a Zaqueo en medio de las multitudes los buscaba.
La noticia  había corrido: Jesús estaba sanando enfermos, reprendiendo demonios, milagros estaban sucediendo por primera vez en muchos años en la historia de Israel. ¿Pero, que motivaba que grandes multitudes vinieran a Él?
Venían a él para satisfacer su curiosidad
Corrió la noticia de que Jesús había sido convidado a una cena en Betania, y gran multitud de  los Judios supieron entonces que él estaba  allí, y vinieron no sólo por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos (v 9)
El nombre de Jesús había cobrado un alto prestigio, los Judios no venían a escuchar a Jesús, ni a resolver sus dudas legítimas como lo había hecho en una noche  Nicodemo, su interés no era tan sólo  ver al Que hace maravillas, sino a aquel a quien había resucitado de la tumba, para satisfacer su curiosidad.
Venían a él porque sentían admiración.
... grandes multitudes que habían venido a la fiesta, oyeron que Jesús venía a Jerusalén, (v12,)
Cuando Jesús llegó a Jerusalén, su imagen ante la opinión pública, no podía ser mejor.
En la ciudad no había tranquilidad. Todo el mundo hablaba de Jesús (Jn. 11:56; 12:17-18) porque les inquietaba saber si El vendría a enfrentar a las autoridades que estaban decididas a acabar con Él, su vida estaba en peligro y  se necesitaba valor para asistir a la fiesta de la Pascua. La prudencia más elemental habría bastado para que se refugiara en Galilea o en el desierto, pero Jesús entro en Jerusalén de tal manera que todas las miradas se enfocaron en Él. Fue una acción de valentía, pero más que eso fue una muestra de su amor.
Siempre es posible atraer gente por un acto sensacional, sin embargo Jesús no hizo lo que la gente quería que Él hiciese, Jesús no hará lo que queremos que Él haga, Él hará lo que tiene que hacer, no fue en el fervor momentáneo de la multitud en donde Jesús fue exaltado, sino en su muerte y resurrección.
Venían a él porque le reconocían como rey
tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!, (v13,)
Muchos de la multitud aclamaban a Jesús como un conquistador. Esa era la atmósfera dominante. Muchos habían llegado a creer que era el Mesías esperado; pero el Mesías que buscaban era un Mesías político, un poderoso Rey-Guerrero que los condujera en la lucha contra sus enemigos, obteniendo la victoria y recuperando la independencia de la nación. Las ramas de palmera en el camino delante de Jesús era un gesto que simbolizaba su nacionalismo y su sensación de que la victoria era inminente. Exclamar hosanna, que significa “dígnate salvar” o “salva ahora” (cf. Sal 118.25), y aclamarlo como “el que viene” y “el Rey de Israel”, sirvió sólo para reiterar su convicción de que Jesús entraba en la ciudad de Jerusalén como el Salvador político que esperaba.
Venían a él porque querían alabarle
Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho!, (v16,)
Las personas estaban encontrando un descanso genuino en El,
El evangelio de Lucas registra un detalle interesante dice " toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor". Sin duda alguna este grupo expresa el reconocimiento del Rey que viene en el nombre de Dios. Jesús el prometido y largamente esperado, el príncipe de paz
Sin embargo el evangelio de Juan observa que "los discípulos no entendían estas cosas al principio" (Jn. 12:16) no se dan cuenta que se estaba cumpliendo la profecía de Zacarías acerca de la ceremonia de entronización de Rey. Lo que después resulta claro, fue al principio oscuro y difícil, este conocimiento mejoró cuando Jesús fue glorificado, y días después el Espíritu Santo fue derramado sobre ellos y fueron conducidos por Él, a la luz de toda la verdad.
Cuantas veces nos sucede lo mismo, no nos percatamos de cómo Jesús nos está guiando a una mejor comprensión de su verdad, que al ser revelada en nosotros nos capacita para ver lo que Dios ve, ya que todas las cosas están desnudas y abiertas ante Él, si hay algún velo, está sobre nuestros propios ojos, no sobre los de Dios. Dios abre nuestros ojos para que podamos conocerle, y el nos ha revelado su más grande verdad, que él entró a Jerusalén para que a través del sufrimiento de la muerte en la  cruz, el mundo fuera salvo por Él. ¿Habremos entendido en lo personal, como familias y como iglesia este principio fundamental para poder testificar?. Multitudes potencialmente dispuestas a seguir al Cristo resucitado, necesitan saber que el  Rey volverá. ¿Estamos en condiciones de testificar?

Hoy es necesario ser consientes de las motivaciones profundas que nos mueven a actuar cuando seguimos a Jesús, en medio de tan numerosas ofertas que el mundo nos da, para no ser  víctimas de nuestra propia confusión. Podemos ver ¿cuál es la ubicación a donde se proyecta nuestra mirada?, más aún  podemos decirle a las multitudes de gentes perdidas  lo que hemos visto y oído para que el mundo crea
La autenticidad comienza cuando uno se acepta tal cual es en humildad: como un pecador redimido, justificado por la gracia de Dios. Aprendamos  a vivir en transparencia ante Dios y aceptémoslo con sinceridad como el  soberano Señor de nuestra vida.

Ramón Cervantes Parra.