domingo, 12 de abril de 2015

¡Ha resucitado¡ Lucas 24:1-12 1 Corintios 15

Hoy en todo el mundo celebran la resurrección. Pero… ¿Y si Cristo no hubiera resucitado?
Toda predicación seria en vano.
Hablando sencillamente, esto significaría que cada sermón predicado en el pasado, en presente y en el futuro, sería inútil y sin ningún valor. Los sermones de los apóstoles, de los mártires del evangelio, los de Martin Lutero, la predicación de Wesleyde Moodyo los de Spurgeon no tendrían ninguna clase de efecto y todos los creyentes seriamos dignos de lastima. Habríamos creído una mentira, habríamos pasado nuestra vida siguiendo una fábula, el gozo que profesamos sería una gran decepción. Hubiéramos invertido en vano todo en un sueño. y todo sería un gran fraude
Pero el Apóstol Pablo dijo que él creía en la resurrección de Cristo. Él dijo: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos”       (I Corintios 15:20).
Pablo llegó a esta convicción al encontrar al Cristo resucitado, su condición de incrédulo cambio porque sabía que Cristo había resucitado de la tumba y es a partir de esta realidad que podemos afirmar juntamente con él que la verdad en la que se sostiene la fe cristiana es la resurrección de Cristo. Por ello afirma “si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe, aun estáis en vuestros pecados”.
Pablo no sólo pasa de ser un incrédulo a creyente de Dios, experimenta en carne propia  el sufrimiento, porque le era necesario entender que por la causa de Cristo y del evangelio tenía que padecer por su nombre

La experiencia de Pablo se ha repetido por más de 20 siglos, miles han sido torturados y asesinados por la misma razón. Ellos encontraron al Cristo resucitado. Ellos sabían que Él había resucitado de los muertos por el poder de Dios. 

Afirmamos que la resurrección corporal de Cristo es esencial al evangelio, cambiar su sustancia es pervertirlo; más aún, destruirlo.  El evangelio de Jesucristo consiste en noticias, buenas noticias: las mejores y más importantes que ningún ser humano haya oído jamás. El evangelio declara que la única forma de conocer a Dios en su paz, amor y gozo es a través de la muerte reconciliadora de Jesucristo, el Señor resucitado. El evangelio declara que Jesucristo es Salvador, Señor, Vida y Esperanza para todos aquellos que confían en Él. Es anuncio de una Victoria verdadera sobre el pecado y la muerte por Jesucristo, por ello el destino eterno de las personas depende de si ellos han establecido una relación de salvación con el Señor Jesucristo. Y yo te digo ésta mañana que tú también, puedes venir a Cristo. Tú, también puedes conocerlo. Jesús dijo:
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).
Dese el principio, la iglesia La proclamación de la iglesia primitiva tuvo como centro de su predicación la resurrección de Cristo, sin embargo los judíos pretende destruir esta verdad central del cristianismo desde su raíz, difundiendo la idea que los discípulos habían robado el cuerpo de la tumba. ¿Qué es lo que mueve a los ancianos y sacerdotes de Israel para atacar de esa manera la fe? No hay otra respuesta más que los desvaríos de su pecado. Es evidente a la luz del testimonio de Mateo que más que defender la fe de Israel, están saliendo en defensa de sus propios intereses, del poder que tienen sobre el pueblo. Por ello no les preocupa discernir la realidad del acontecimiento de la tumba vacía, sino evitar la reacción que la resurrección de Jesús podría provocar en la ciudad.

Atentos a la palabra del Señor, preocupémonos por discernir las amenazas que se ciernen sobre la fe para destruirla. Porque hoy como ayer la fe cristiana enfrenta ídolos que procuran atraer el corazón del hombre para cautivarlo. 

Si Cristo no resucitó entonces tu fe es falsa, vacía, infructuosa, e inútil. “Tú fe es también vana”. Esto se repite en el verso 17,

La fe cristiana es un estilo de vivir que cree que la humanidad alcanza la plenitud de su ser cuando, siguiendo el ejemplo del Maestro, sirve a los hombres con un propósito redentor, ; la fe cristiana es vivir la verdad de la resurrección, viendo en ella, como afirma la Palabra, la manifestación del poder de Dios para nuestra justificación, dejando atrás la esclavitud en que vivíamos bajo el poder del padre de mentira; ser cristiano es amar, dándose en sacrificio. No lo olvidemos, Dios desbarata la trama de los astutos, porque al final su verdad se revela para salvación. Permitamos que el poder de su resurrección afirme nuestra conciencia moral y espiritual, porque el mundo en que vivimos ha de ser llenado por la fe en el Cristo resucitado, que venció la muerte y con él nos levantó a una nueva vida en él. Amén

Ramón Cervantes Parra 




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